domingo, 25 de febrero de 2018

¿Qué ídolos hay que destruir?

 Destrucción de ídolos es un blog que tiene como objetivo la difusión de ideas liberales, tanto económicas como sociales y políticas. Ya sea con artículos de opinión o mediante el análisis de la realidad la principal intención del blog es aportar un granito de arena a la promoción de aquellas ideas que fueron fundacionales en nuestro país y que tras décadas de manoseo político e ideológica fueron dejadas de lado, con nefastas consecuencias para las instituciones y para el pueblo.
 Dentro de las corrientes liberales el autor del sitio adscribe principalmente a la Escuela de Chicago y a los postulados básicos del liberalismo clásico, lo cual no quita que en determinadas circunstancias se opte por visiones de economistas libertarios o incluso que pragmáticamente se apoyen medidas del Gobierno. Nunca, sin embargo, se perderá de vista la defensa de ideas principales: El Estado de Derecho, la división de poderes y la economía de mercado.
 Sin embargo ¿por qué se optó por el uso de la palabra "iconoclasta" para describir el sitio?
 Para definir iconoclasta nada mejor que ir al diccionario de la Real Academia:

iconoclasta

Del lat. tardío iconoclastes, y este del gr. bizant. εἰκονοκλάστης eikonoklástēs; propiamente 'rompedor de imágenes'.
1. adj. Seguidor de una corriente que en el siglo VIII negaba el culto a las imágenes sagradas, las destruía y perseguía a quienes las veneraban. Apl. a pers., u. t. c. s.
2. adj. Que niega y rechaza la autoridad de maestros, normas y modelos. Apl. a pers., u. t. c. s.<

 Podría creerse que la visión elegida en este sitio se corresponde con la segunda difusión. Pero en realidad se corresponde con ambas. Existen en la clase política y la clase intelectual ídolos intocables. No son ya estatuas, son ideas o principios que son considerados dogma religioso. Quien se anime a cuestionarlos peca de "políticamente incorrecto" o es acreedor de epítetos descalificativos. Así como en tiempos oscurantistas se perseguía al que pensaba distinto acusándolo de "hereje" o "sacrílego" hoy se persigue a los que piensan distinto acusándolos de "neoliberales" u otros términos similares. Es función, entonces, de los liberales no solo promover el liberalismo sino también desenmascarar aquellos ídolos que seducen, pero tienen pies de barro.
 ¿Y cuáles son esos ídolos? A continuación una selección:


LA JUSTICIA SOCIAL
 Con el pretexto de combatir la pobreza los sucesivos gobiernos se encargaron de otorgar subsidios o "ayudas" económicas a los sectores desfavorecidos. Los famosos planes sociales.
 Lo que debería haber sido una ayuda momentánea con objetivos de reinserción para la población desempleada terminó convirtiéndose en un círculo vicioso de distribución de la pobreza y un ataque a la cultura del trabajo y la recompensa.
 Y relacionado a este ídolo existen otros como la "distribución del ingreso" o la "inclusión", que no son otra cosa que bálsamos para mantener a los pobres en la mediocridad y extraerle recursos a la clase trabajadora.
 La "justicia social" es un invento. No hay manera de hacer justa a una sociedad desde arriba. Una sociedad para ser justa debe asegurar que todas las personas tengan acceso a sus propios medios. Y hacer "justicia social" lo que genera es precisamente lo contrario: Que las personas no tengan acceso a sus medios, ya que estos le son quitados y redistribuidos.
 Con una misma lógica se diseñaron los subsidios de tarifas o de compras a la clase media, que nuevamente ponen en manos de una clase social los recursos quitados a todas las clases, incluso a aquellas más desfavorecidas.
 Por último, otra variante de esta injusticia disfrazada de justicia se encuentra en la absurda legislación laboral, que sobrecarga a los empleadores con impuestos para contratar gente y a la vez le quita parte de su sueldo forzosamente a los trabajadores para darle a los sindicatos. Esta "inclusión" solo genera empleo en negro y mafias sindicales.

EL ESTADO PRESENTE EN LA ECONOMÍA
 El Estado como es sabido tiene funciones monopólicas, como la defensa, la seguridad, la diplomacia externa, la legislación y la justicia. Tiene también otras funciones, como la obra pública y asegurar a la población servicios esenciales de salud y educación.
 Creer que el Estado tiene funciones en la economía y que es un actor que debe aparecer para "proteger nuestra industria" o "evitar las injusticias del mercado" es dar la vía libre para que esta institución, que, cabe recordar, tiene el monopolio de la violencia física, decida arbitrariamente sobre aquellas decisiones que corresponden a los consumidores. Y eso sin contar con que el Estado al ser un actor económico más terminaría siendo juez y parte, por lo que su actuación sería ilegítima.

EL PROGRESISMO
 Hay que diferenciar dos cosas. El progreso es uno de los lemas del liberalismo y de la modernidad. No hay progreso sin educación, sin conocimiento científico y sin pensamiento crítico. El Estado debe asegurar el progreso de la sociedad dando las condiciones para que el progreso individual sea posible, sin que este perjudique a terceros.
 Lamentablemente, en los últimos años y principalmente tras la caída del comunismo los medios y las instituciones educativas se fueron llenando de un "progresismo" que nada tiene que ver con aquellos ideales. Más allá de las diferencias puntuales por zona o por ideología, todos los progresismos coinciden en la necesidad de un Estado presente subsidiando la pobreza, ideologizando la educación y manipulando la economía, además de quitarle atributos para el uso de la violencia. De esta manera, el "progresismo"dio lugar a ideologías que no tienen relación alguna con el progreso, como el socialismo, el feminismo radical, el ecologismo radical, los populismos latinoamericanos, el relativismo cultural, el abolicionismo penal o las corrientes neomarxistas. Por eso mismo el progresismo es otro ídolo a derrotar.

LA IZQUIERDA INTELECTUAL
 El progresismo no sólo contaminó a la clase política y a los medios, también contaminó a las instituciones educativas. Desde las escuelas iniciales a las universidades, en la mayor parte de los centros de instrucción en el país se enseña marxismo o teorías obsoletas (como el psicoanálisis freudiano o la economía keynesiana) y se hace propaganda de ideas cercanas al nacionalismo populista, como el mal llamado revisionismo histórico. Los "estudios humanísticos" del Conicet son una evidencia.
 Es necesario fortalecer la enseñanza del pensamiento crítico y científico. Al mismo tiempo, promover la enseñanza de corrientes liberales para poder contrarrestar a la corrientes progresistas y poder forjar ese pensamiento crítico y científico.

EL PROTECCIONISMO INDUSTRIAL
 "Vivir con lo nuestro". "No importar un clavo". Todos eufemismos para esconder los pactos entre la clase gobernante y la oligarquía industrial. Una casta empresaria incapaz de producir cosas que puedan competir con los productos de otros lugares.
 Esta casta quiere que los consumidores sean cautivos y que solo le compren a ellos. Por eso presionan para que los productos importados tengan impuestos extra o haya trabas para comprarlos. Y lo peor es que por lo general los políticos les dan el gusto. De esta manera la oligarquía política y la oligarquía industrial violan el derecho de las personas a comprar según su preferencia.

LA SOBERANÍA SOBRE LOS RECURSOS
 La Constitución original aseguraba la propiedad privada. Esa defensa del derecho a la propiedad fue refrendado en el Código de Minería original. Con el tiempo, sin embargo, el estatismo, el populismo y la simple ambición de la clase política se encargaron de demoler ese legado. El Estado pasó de ser árbitro a ser dueño absoluto de los recursos, e incluso el encargado de su extracción.
 Para poder alejar esta intervención grosera en la economía y para poder acercar inversiones y favorecer la modernización de la economía se necesita alejar ideas que disfrazadas de una supuesta "defensa de la soberanía" permiten esas intervenciones nefastas, que solo

EL NACIONALISMO
 En pleno siglo XXI, en un mundo cada vez más globalizado, utilizar el origen nacionalismo como pretexto para divisiones o agresiones es nefasto. No es casualidad que la xenofobia y las tendencias nacionalistas sean un tópico común en los caudillismos populistas.
 Por un lado, el nacionalismo de derecha es repulsivo, al atacar a la inmigración, no diferenciando entre aquellos que son trabajadores o estudiantes honestos y aquellos que son lisa y llanamente criminales, al igual que muchos criminales locales. Querer establecer diferencias por origen es una afrenta a la Constitucion.
 Por otro lado, aunque parezca menos pernicioso existe también un nacionalismo de izquierda. Aquel que ve en el extranjero (especialmente el norteamericano o el europeo) un enemigo, un ladrón de recursos, un expoliador. Al aplicar estas ideas se obstaculizan las inversiones o intercambios culturales que podrían enriquecer grandemente nuestra sociedad.

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